Soy fana de las mesas dulces para los cumples infantiles y aprovecho la oportunidad que me da la vida de realizarlas dos veces por año, en los cumpleaños de mis hijos.
En esta oportunidad comparto la propuesta que realicé para el festejo número 8 de mi hijo mayor, Santino.
La temática elegida fue la de Star Wars y en dos días, saliendo de una infección urinaria, puse manos a la obra y con poco presupuesto pero algunas ideas surgió una mesa dulce con algo más que una torta de cumpleaños.
Básicamente me manejo siempre de la misma forma: luego de elegir el tema del cumple, se deciden los colores, la torta y los bocados dulces que acompañarán.
En esta fiesta los colores fueron el negro, plateado, blanco y algo de celeste y verde. Siempre una mesa y un fondo.
La mesa fue cubierta con un mantel negro al igual que el fondo de la misma, el cual además contó con estrellas y redondeles en cartulina plateada y ¨planetas¨ realizados con bolas de papel de diario cubiertas con papel aluminio.
Se agregaron como decoración de la mesa muñecos y espadas de Star Wars.
La mesa dulce estaba conformada por dos grandes frascos de vidrio, uno con caramelos y el otro con pochoclos.
También se sumaron dos pies de torta que contenían mini rogelitos (fáciles: tapitas de copetín horneadas y rellenas con dulce de leche repostero, por arriba merengue, que puede ser el comprado en los cotillones que sólo se le agrega agua y se bate, queda bárbaro!!)
Completan el menú brochettes de frutas, torta de ricota, galletitas celestes en forma de estrellas, gelatinas de colores en frasquitos (que hace un tiempo descubrí que son un furor entre los niños) y pop cakes de vainilla y dulce de leche cubiertos en chocolate.
Torta mousse de chocolate como para no ser menos, coronada por frascos de aluminio, los de conservas, que sirven como contenedores de chupetines que fueron ¨vestidos¨ con papel aluminio simulando mini planetas.
No es necesario contar con un gran presupuesto, sólo la intención de buscar ideas, ponerle voluntad y con lo que hay en casa, poco más, poco menos, hacer una linda mesa dulce super casera, desde lo culinario como desde lo manual. Niños contentos y cumpleañero super feliz, eso es lo que importa, y por esa razón soy una reincidente como party planner de mis hijos!!!!
viernes, 30 de mayo de 2014
lunes, 26 de mayo de 2014
Estampas Japonesas.
Sin demasiadas pretensiones, tan sólo con el afán de dar lugar al ejercicio de escribir, en esta sección intentaré combinar mis prácticas del taller de pintura de Beti Alonso con mi curiosidad teórica sobre aquello que pinto.
En esta primera oportunidad le tocó el turno a las estampas japonesas. Fueron tres pinturas que realicé durante este verano y que sin quererlo formaron parte de una serie que me dio mucha gratificación personal realizar.
Dentro de
la pintura japonesa surge entre los siglos XVI y XIX una corriente artística
conocida como Ukiyo-e o Estampa Japonesa, que consistía en una compleja
técnica de xilografía, es decir, en grabados en bloques de madera que luego
eran impresos en papeles naturales tantas veces como colores tenía la imagen.
A través de un dibujo simple, nítido y colorido; las
estampas japonesas recreaban la vida cotidiana de los campesinos, paisajes,
costas, escenas de amor (manuales sexuales llamados shugan que contienen
pinturas pornográficas) y también retratos de prostitutas, luchadores de sumo y
ambientes típicos de los burdeles y teatros Kabuki.
Se utilizaban grandes masas de colores planos y puros, con
casi ausencia de sombras y perspectivas, líneas sinuosas y encuadres asimétricos
de las escenas plasmadas con una gran carga de emotividad, realismo y
comicidad.
El auge de las estampas japonesas o “pintura del mundo
flotante” tiene estrecha vinculación con el crecimiento de una enriquecida burguesía
que, si bien no tenía suficiente dinero para adquirir obras de arte
originales de pintores famosos, se contentaba con decorar sus casas con las
estampas. Así, los burgueses japoneses se convirtieron en mecenas de los artistas
de Ukiyo-e, ya que eran obras que se producían de forma masiva y a las cuales
tenían acceso. En contraposición, eran despreciadas por la nobleza y no la representaba en absoluto.
Este arte japonés marca una impronta entre los artistas
plásticos europeos del siglo XIX y en las vanguardias artísticas de comienzos
del siglo XX, sobre todo en aquellos integrantes del movimiento Impresionista y Postimpresionista;
tales como Manet, Pierre
Bonnard, Henri de Toulouse-Lautrec, Mary Cassatt, Degas, Renoir, James McNeill Whistler,
Monet, Vincent Van Gogh, Camille Pissarro, Paul Gaugin, Gustav Klimt, entre
otros.
Van Gogh fue uno de los grandes pintores del siglo XIX que
se maravilló con este arte japonés. Llamaron profundamente su atención el
colorido de las estampas, el tratamiento del color, la perspectiva de fuga
(como un encuadre fotográfico). De esta forma, incluyó en varias de sus obras
de árboles tanto el movimiento típico de las ramas como de los troncos que se
ilustraban en las estampas, pintó geishas, adoptó sus colores y hasta enmarcó varios
de sus cuadros con madera lacada y signos japoneses, como lo hacía uno de los máximos
exponentes de la “pintura del mundo flotante”, Ando Hiroshige.
A partir del siglo XX, las estampas japonesas son valoradas en todo el mundo y su admiración y reconocimiento se extiende a nuestros días.
Museos de todo el mundo abren sus puertas a este arte japonés que bien vale conocer, como fue el caso del Museo del Prado, que el año pasado realizó una exposición con las más de cincuenta obras de Ukiyo-e que posee la institución con motivo de la celebración de los 400 años de relaciones entre Japón y España.
Fuentes:
www.museodelprado.es
www.arte.laguia2000.com
www.depasoarte.blogspot.com.ar
domingo, 11 de mayo de 2014
Te pintaron pajaritos en el aire....
Y el taller de Beti Alonso sigue rindiendo frutos.
Esta vez me anime a pintar colibríes. Quizás formen parte de la habitación y los cuelgue sobre la cabecera de la cama, ya sería el cuarto trabajo que realizo con ese fin pero después desisto. Quizás. Quizás.
Esta vez me anime a pintar colibríes. Quizás formen parte de la habitación y los cuelgue sobre la cabecera de la cama, ya sería el cuarto trabajo que realizo con ese fin pero después desisto. Quizás. Quizás.
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