Mucho se escribió sobre embarazos,
partos y nacimientos. Y mucho más, seguramente, se continuará escribiendo. ¿Qué
tiene de original esta serie de relatos? Nada y todo.
Nada original, justamente por ser una
temática abordada en montones de escritos e imágenes. Y todo, porque cada
embarazo es único y por lo tanto todo parto también lo es.
Cuando
sos mujer y más aún cuando estás embarazada o tenés un niño pequeño, siempre
hay alguien que se te acerca y te cuenta su vivencia acerca del momento de
tener a sus hijos o cuando nacieron sus nietos, sobrinos o hijos de amigos. Me animo a arriesgar que no
existe mujer que no haya contado a otro, conocido o desconocido, su experiencia
del preciso momento en que se está convirtiendo en madre, sobre su parto.
Así
como cada persona es única, única es su gestación y único su momento de llegar a
este mundo. Es un cliché bien conocido que el momento de dar a luz es un
instante mágico e irrepetible, colmado de felicidad plena. Después de tener a
dos bellos niños, puedo dar fe de dicha aseveración. Sin embargo, esa felicidad
muchas veces viene acompañada de otros sentimientos con poco color de rosa.
Incertidumbre, felicidad, ansiedad, miedo, dolor, cansancio, angustia, emoción,
intolerancia. Sentimientos totalmente encontrados conviven en nuestro ser. Hay
experiencias de nacimientos que son sumamente placenteras y otras que no tanto.
Algunas comienzan mal y terminan bien, y otras parecen empezar bien y tienen un
desenlace muy triste.
En este espacio, la idea es compartir las crónicas de los momentos previos al parto. Intentaré plasmar mi experiencia, las de las mujeres de la familia y las de amigas y conocidas. Rememorar, hacer catarsis, reirse y emocionarse al conocer qué nos pasó antes que nuestros pequeños dijeran uahh!!! y también en aquellas primeras horas en que ya somos madres y padres.