Los domingos son una buena oportunidad para dedicarse a desayunar sin apuros, en pijama y haciendo un poco de nada.
Después, el día tomará su curso, los niños comienzan a ganar energía (más rapidamente que los adultos!) y vendrán los juegos, la planificación del almuerzo, las visitas, los compromisos sociales o el simple relax.
Pero si hay solcito, un buen plan será salir a caminar, andar en bici, pasear el perro, sentarse en un parque a tomar unos mates. Si llueve, una peli, los pochoclos, un juego de mesa y hasta una siesta reparadora ganará lugar.
Hoy es un domingo soleado en Bs. As., así que a reciclar en sandwichitos la carne asada que quedó de la reunión de amigos de anoche mientras los niños juegan un rato a encestar la pelota. Después vendrá la siesta, luego el cumple al que asistirá el mayor de la casa, el clásico River-Boca, los mates con los abuelos en el jardín y casi sin darse cuenta se irá pasando el día de descanso. Ya anocheciendo, a preparar todo para comenzar la semana más relajados.
Así fue nuestro desayuno: té con leche, tostadas y una rica miel con almendras. Los niños sumaron yogurt y, obvio el más chiquito, su infaltable meme.
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